sin poner cara ni cartón,
pone lágrimas traspuestas en el vino
y se cree dios.
Adiós - dijo el cobarde -
Por supuesto que nos vemos - dijo el señor -.
A rey muerto, lo opuesto
y por Rajoy...
ni un duro apuesto.
Y para apuesto el Urdanga
que guarda sus ases en La Manga
del mar mayor.
Apesta la dedocracia, el abuso y el traidor.
¿Para qué manzanas podridas de pesetas
que prestan servicios de padrino de bodas
a las fieras que aguardan donde se prestan
el cine de acera y la cordura?
¿Para qué? Con el frío que hace ahí afuera.