Ahora el mundo se hace pequeño,
las distancias se acortan
y apenas se separa el paralelo.
Ahora se montan las placas tectónicas,
piel con piel,
dejando caer todo lo construido
sin merecer la pena.
Queda de pie la esencia,
la belleza,
el misterio...
Rompen las olas en mi pecho,
desnudando el pálpito,
mirando espejos,
se calcinan los deseos tan deseados.
Despierto entre tanto ajetreo
de sábanas arrugadas
que sobran por el calor de los cuerpos
y duermes tan bella como te recuerdo.
Enfrío mis manos,
me incorporo al nuevo día,
y regreso a este pueblo pescador,
a su humedad y con el silencio.
Te dejo esta nota para que la leas al despertar.
Cada noche contigo
es la noche más feliz
de toda mi vida.
Te quiero.