jueves, 13 de mayo de 2010

Confinado

Llegó la noche sobre una manta, luz de vela e incienso,
una pizca de romanticismo a la pimienta,
que no pica, pero da sabor
y después tus besos,
que no fueron los mismos.

Llegaron los parientes,
los miedos,
la cama cansada de sudar,
el malestar,
las preguntas,
el cambio de humor,
la fragilidad.

Las vueltas,
la falta de abrazos,
el sueño rompedor,
mi insomnio,
mi cansancio,
sentirme de nuevo extraño en la habitación.

Y al despertar no solo los besos fueron ajenos,
sino también tu abrazo sobre mi pecho,
los susurros insólitos del desayuno.

Tu rostro serio hasta salir por la puerta
con la siguiente carcajada de la calle Atocha,
me deja sin fuerzas...

Y ahora solo puedo no parar de pensar,
como lo vengo haciendo desde que tus besos y abrazos
me condenan al destierro.



Palabra tras palabra para decirte con las mejores palabras, que mis palabras son sinceras. Porque en mi idioma, cada palabra tiene significado y tú... tú significas muchas palabras.